En la mañana fresca y a la luz del día
se yerguen los imponentes árboles llenos de vida.
Un manto de verde abriga cálidamente la tierra que se aferra a ella con semejante ternura.
Y las coronas de luz de la reina blanca temerosas e inseguras, se ocultan al ver el despertar de las sombras que nacen del cielo con segadora blancura.