Nadie dijo que era fácil, esto es empujar los cimiento y seguirlos formando, los brazos se extienden y abrazan la vida, acarician los ojos.
Es la vida vaivén y ciclotímica puesta, donde el otoño es sol y la luna un verano que quizás nunca llega.
Yo se que no soy nada, pero me siento mi todo, sus frases serenas y ocurrentes, su tiempo para volar libremente.
Apuesto a ella, a seguirla viviendo, intentando, amando, apuesto al desorden que acomodo lentamente, a las palabras que como tinta frasca se expanden por cada parte de la hoja, en este tibio cuarto solitario, esperando.
Me toca jugar, con el juguete de la esperanza, y no se si seré yo, pero aun tengo confianza de poder lograrlo.