Lucy Quaglia

Versos a Horacio

Debajo de mi ventana

Pasaba un arroyo negro

Que cantaba y dibujaba

Arabescos de sardinas

Y flores de manzanilla

Que al pasar le murmuraban

Deseos de pantomimas,

De contratos y argumentos

De las cosas de la vida, 

Y montañas de pavadas

Se juntaban en la orilla

Y le vendían al viento

Muchas veces repetida

La misma canción antigua.

 

Debajo de mi ventana

La gente que pasa y mira

No ve nada de la vida

Solo sombras escondidas

Que se van por la baranda

De la calle y de la esquina

Con coraje renovado

De cosas que no se piensan

Ni se dicen ni se miran

Porque están acostumbrados

A ver la casa vacía

Y el peso de las heridas

Que van haciendo la vida

Un poco descolorida.

 

El arroyo que pasea

Me recuerda algún amigo,

Sus chicos que ya crecieron,

Su señora que de pronto

Lo busca sola y lo llora,

Porque se les fue volando

Por el bosque de la bruma.

Al irte con tanto peso

Te llevaste tu alegría,

Tus miradas y sonrisas

Que se fueron por la tarde

Sin darnos la despedida

Aunque nunca te olvidamos

Mientras nos quede una vida.

 

Muchas gracias para Horacio

Por saber en el pasado

Ser parte de algo que fue

Juventud de nuestra vida,

Amistad y compañia,

Y que se nos fue alejando

En los murmullos lejanos

De aquella patria querida

Que dejamos hace mucho

Y bastante a las corridas,

Que se quedó allá nomás

Escondida en la franqueza

Que algunos nos preocupamos

De tener como respuesta.

 

Si estuvieras con nosotros

Te llevaríamos lejos

Donde nadie te encontrara

Con solo aquellos recuerdos

De paseos a la orilla

De algún lago muy sureño

Viviendo en el pensamiento

De las cosas que no han muerto,

Te encontraría la frente,

El corazón o la mente

Que se escondió el otro día

Porque total para qué

Vivir en esta salida

De tantos paisajes sueltos.

 

Si estuvieras con nosotros

Ni sé si te acordarías

De los momentos tranquilos

Con las estrellas brillantes

Del rincón de La Cholila,

De mochileros de noche

Durmiendo mirando al cielo

Sobre el prado florecido,

Las gaviotas del Nahuel,

El té en el hotel del Trébol

Con tortas de chocolate,

La subida al cerro López

Y el avión que nos llevó

Con destino para Ezquel

Entre mochilas y mates.