En una silla con ruedas
alrededor de la casa
va una morena en sedas
suavecita a ver que pasa.
Y por el lado contrario
una rubia muy consiente
camina entre la gente
moviendo su calendario.
Sabiendo que un guazón
va a decirles piropos,
saltando como los chopos
moviendo su corazón.
Y el hombre echó a andar
la silla por la vereda
para mirar lo que pueda
sin la vista desviar.
Papá tranquilo no corra
de la silla se va a caer
que por esa linda mujer
acabará como la zorra.
Que mira las uvas colgando
en el parrón de la Aurora
no quiero uvas ahora,
hasta que estén madurando.
Va a quedarse jadeando
por pensar en triquiñuelas,
o con dolor de muelas
que lo va a dejar babeando.
Convénzase que a su edad
los días se vuelven noche
no le quiero hacer reproche
pero solo es la verdad.
Si la morena lo afana
y la rubia le comenta
será una novela cierta
cual de las dos se lo gana
Tome este libro y lea
Tranquilo mi buen muchacho
que explica como los cachos
aparecen en la edad fea.
No quiero que su epitafio
diga yace enamoradizo
el que hasta el final quiso
enamorarse don Eulalio.