Diario de chikung 14 dic 2016
Bajo de nuevo al río, aunque sus aguas no han aparecido todavía. El día está frío y húmedo. Una niebla alta y ligera lo cubre todo y le da a este campo un aire misterioso y un poco enigmático.
Me coloco bajo un grupo de enormes plataneros. Todavía conservan algunas hojas. Están tan tristes y húmedos que la niebla en ellos se deshace en lagrimones y a poco que sople el viento, los árboles descargan dulcemente el agua como un instante de chaparrón, como un suave sacudirse y llueve callandito, a intervalos, sin rabia... como llora quien asume su destino
o su dolor.