Dijo Bertoni; a veces un poema es algo más
Que un huevo: basta quebrarlo y se derrama
Como un líquido espeso, semilla desvergonzada
Por los orificios corporales que la luz delata
A veces el poema es una escala, larga en blanco y negro
Y al fondo tras su orilla, recibe tu silencio: un abismo silenciado
Otras veces esto no resulta y retrocedes esperando
Encontrar la causa de la ausencia en tu falta
De sentido o gracia pero cuando te cumplen la promesa
Te calientas tanto por dentro que estallas, hirviendo siendo estrella
A veces un poema te pega una patada en la cabeza
Y te despiertas en la espera que salga, algo o alguien nuevo
Desde el interior de un estar afuera, la comprensión distante
Por siempre paradójica de lo que va y no va siendo
De aquel contacto sagrado, hoy es un día nuevo
He dejado de ser el que iba siendo, sin dejar del todo
De ser en la palabra poema que no por ser nombrada
Se encarna en mi angustia desgarrada o perdura fuera
Que no por ser escrita es dictada en otra conciencia
Divina en la espera de la secuencia correcta e inesperada
Que trastoque la base de la palabra hacia el fondo
Que derribe la estructura y descubra del absurdo su sentido innato