Prefiero estar rodeado
de un ejército de enemigos
sinceros a tener a mi lado
un hermano hipócrita.
Huyo de la infundada lisonja,
pues mi cuerpo no absorbe
zalamerías como Bob Esponja.
Prefiero el desdén de la honesta puta
a los besos de la beata impoluta.
No suelo adentrarme en la gruta
de los que emponzoñan sin cicuta.
Tengo por norma la prudencia
de no escuchar los sermones
de listos que dictan sentencia
ante su escasez de razones.
Me cago en la multinacional
qe atemoriza al inofensivo animal
cercándolo con su valla
y para lucrarse, lo utiliza de cobaya.
No me den a elegir entre roble
y alcornoque, aunque si este último
es un charlatán, me quedo con el noble.