La poesía debe ser libre como el viento,
como las aguas del río que se renueva,
no debe ser esclava de las tradiciones,
ni de los ufanos caudillos que premian
un poema, en fin no debe ser un lamento,
sino una campanada que suene a muerto,
tan natural como el llanto o la risa de un niño,
no quiero que sea en esta puntual primavera,
contra la injusticia establecida, una bandera
pirata sin calavera un cántico nupcial entre
la voluntad y la esperanza, un arco-iris donde
estén desterrados el blanco y el negro,
y donde te encuentres en cualquier lugar a un
dios que no amenace y que solo conjugue el
verbo amar.