No pretendo precisamente encontrarte,
yo no te busco,
yo no te ando buscando como loco, bajo las sábanas tristes, ni sobre la cama fría.
Lo que enteramente me ocurre,
es que la tierra deja de girar y te espera,
yo no te espero.
La tierra sí, pero esto no tiene nada que ver conmigo.
No tiene nada que ver si aún recuerdo tu número, si vago por tus calles, si me peino con tu peine, y me lavo como te lavas y me seco como te secas.
Es el universo que te está echando una mano o yo no sé, quizás sea Dios, ojalá.