Sobre el cadáver de aquel amor,
triste llorè mil làgrimas de dolor,
fue amarga la pena que me embargò,
y tan honda fue, cuando mi alma muriò,
en la gris ausencia del mortal letargo.
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Muriò de amor y la gaviota sobrevolò,
allende los frìos mares del invierno,
y de soledades fue el cruel infierno,
hasta que una ola la vida le devolvió.
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En trèmulo clamor se hizo un sìmbolo,
a nado contra corriente en la inmensidad,
suplicò a Dios que una puerta se abriera
y comenzò el conteo de los tiempos.
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Anidò el alma la dulce esperanza,
y entre versos y poemas ella reviviò,
nuevos amaneceres de luz y ensueños,
y fueron de añoranza, càlidos atardeceres,
en la turbulenta marea de sus ansias.
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De flores y alas doradas vi ruiseñores,
mi mayor recuerdo fuiste tu,
mi mayor dolor la ingratitud,
mi mayor felicidad, el amor universal,
dado a mis padres, y a mis hermanos,
a mis hijos flor de los tiempos y sueños,
y el de aquel cuervo, que su huella eterna,
en la volátil esencia grabada me dejò.
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Voy haciendo inventario, retomo la cuenta,
pero... ¿Cuàntas cosas la vida me entregò?
junto a la poesìa, la mùsica mi alma aliviò.
Con universal amor de Raquelinamor
Enero 8, 2018