José Roberto Vásquez

ALMA

De tu vientre ha brotado un amor incalculable que se convirtió en persecución con sabor a alaridos de espanto, de desaparición y de dolor estrechamente ligado a tu pecho que siguió provocando el néctar de la vida negándose a enjugarlo y con la esperanza de que aquel amor maravilloso volviera, albergando la ilusión de que aquellos subordinados vestidos de verde olivo y nacidos en el mismo valle de amor en el que tú y tus hijos jugaron felices alguna vez no fueran tan despiadados   y no concebías que tanta perversidad en un instante fuera capaz de detener el tiempo y el espacio en tu vida, en tu valle en tu país

Pero ese silencio fue insoportable, ese silencio fue vergonzoso y el miedo invivible en tus lágrimas y el sudor frio y fétido que te advertía que ya tu fruto no existía y a la sombra húmeda subterránea de tu escondite en la hondonada a la que amas y odias por haberte consentido en esta vida inútil sin poder amamantar a tu ternura cercenada de tajo por un subyugado, hijo de una madre dulzona y descalza de tu propio paraíso convertido en panteón aquel maldito día de exterminio

Al pecado

No me mires con esa solicitud de perdón, no alcanzo ese don, es mejor procesar el dolor, tú con tus demonios, yo con mis apariciones ensangrentadas con aroma a músculo calcinado