se acabó y punto, como aquella canción que recordaba mientras me dejabas. Tonta, ingenua, indecisa e inmadura, todas las cualidades que no necesitabas en tu vida; descubrí que no me amabas porque te cansaste de mí, cuando mil veces he rogado por tu amor, un amor enfermo, controlador, posesivo y violento. No pudiste aguantar más, era yo la culpable y víctima de todos los actos, yo que apenas empecé a conocer todo lo que había más allá de mi burbuja. Te entregué todo y me quedé sin nada, vacía, débil y triste. Aunque tuve muchos errores aprendí a amarte, adorarte, idealizarte y soportarte, te amé con virtudes y defectos, y tenías muchos más defectos que propias virtudes. Un hombre egoísta e indiferente, impío y arrogante, a veces cariñoso y tierno, otras frívolo y vacío. Eras exactamente eso que nunca pedí en mi vida, eras aquello que siempre quise tener lejos, y ahora que te tengo lejos te extraño, pido por tu amor a diario, denigrando a este encanto de mujer, es como que si se hubiese secado un lago en mi pecho, como un puñal en mi cuerpo, es difícil entenderte y me es más difícil dejarte ir, pues a mí no me correspondes y no quieres que yo te corresponda a tí, porque a diario tratas de herirme cuando yo trato de amarte, ya que nunca viste lo feliz que era yo cuando te hacía aún más feliz a tí, ahora sangran mis ojos al leerte y mis oídos al escucharte lastimando a tu niña, a tu amada, la misma que llora cada noche hasta la madrugada inundando su pecho con lágrimas amargas. Por eso espero cariño que me expliques cómo alejarme, porque el cariño que te tengo es demasiado grande, y mi vida de a poquito se ha ido desmoronando; sin embargo querido sigo en pie, esperando tu regreso o lamentando mi desdicha, pero de algo estoy segura pues se que de a poco dejaré de quererte y se que pronto dejaré de buscarte...