LeydisProse

El niño y la flor marchita

 

El niño le gusta la flor marchita, 
su mayor ilusión es deshojarla
completita como una margarita.

El niño le gusta la flor marchita, 
el aroma de sus sienes a él lo incita.

El niño busca una flor sin vida, 
plantea replantarla a la puesta del sol,
y regarla día tras día, con su agua bendita.

El niño le gusta una flor ya florecida, 
ya no quiere jugar con niñas, 
esos botones apretados, a él no lo excitan, 
opta mejor el néctar de una flor ya abierta.

Le gusta imaginar como 
la humedad y la oscuridad de la noche,
hacen que se infle ocasionando que sus hojillas 
en un acto de defensa propia se escurran y se cierren.

No quiere otra flor, 
no quiere el botón de una flor colorida, 
el niño busca una flor ya marchita, 
quiere trasplantarla y arraigarla en su tierra
y, regarla todos los días…
hasta que pueda decir algún día,
“ha vuelto a tener vida aquella flor marchita,
solo necesitaba un poco 
de mi agua bendita”!!!!

LeydisProse
1/8/2018
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