Llamarada viva que pasea
entre cuerpo de roca.
Baile ígneo que recorre
las copas arbóreas en pies
de saeta.
Sonrisas viejas y cabellos de ébano
que caen a los pies del reloj.
Letras de niño
hechas ceniza
y perfume de tulipán.
Hechas marco y polvo sobre
una pared rosa.
Ojos viejos que se cierran
al empezar un nuevo reloj.
Caricia de mar descrita en cripta
silenciosa. En lágrima que viste
al rocío del césped.
Octavio Márquez