Hoy me siento a la edad de don Alonso,
capaz de andar errante por La Mancha,
marchando en mi rocín tras Dulcinea
a desfacer entuertos con mi lanza…
Hoy me siento Alejandro o Julio César,
cruzando el Rubicón, con suerte echada,
al frente de legiones o falanges,
deshaciendo maromas con mi espada…
Me siento Hernán Cortés ante un imperio,
con mis naves ardiendo entre las llamas,
pensando solamente en las riquezas
que albergan tus pupilas consteladas…
Me siento como Pablo renacido,
capaz de con mi Amor mover montañas;
volviendo del camino de Damasco,
con toda mi ilusión resucitada…
Hoy me hierve en la sangre vida nueva,
nacida de la luz de tu mirada;
en mi alma cabe el sol; y el universo
le parece pequeño, porque te ama…