El invierno abraza el arco,
del balcón de la existencia,
se oyen quejidos sangrantes
colándose entre las grietas.
Las soledades heridas,
callan la vida en los dientes,
llorando ausencias perdidas,
sobre las calles mugrientas.
Ante el ojo pasa el sueño,
el dolor y el pensamiento,
acaece la tormenta,
encauzando el sufrimiento.
La impotencia grita el nombre,
y se funde entre temblores,
se deshacen sobre el eco,
de las lágrimas del hombre.
Uno ante el mundo solo,
uno solo con su sombra,
retorciendo en su garganta,
unas palabras que sobran.
Vida y misterio en el suelo,
sobre adobe de mentiras,
tejados llenos de gatos,
mendigos en las esquinas.
Azura Luna ( Lolaila)