Las aves murmuran con canto sagrado
sobre ramas de infancia marchita
En el campo abierto
los senderos se desvanecen
entre respiraciones de aire añejo
Los gallos de cresta encarnada
cantan con la sonoridad
de la acústica que madruga
Los sueños se apilan
alrededor del cáliz de vino consagrado
entre la sofocante muchedumbre
de insectos que pululan sin sentido
y cardúmenes de peces que sumergen la espalda
Un velo pardo cubre la tarde
- presagio del parto de la noche -
Las ambiciones de los lobos
se funden en aullidos unísonos
< denuncia de sus rutilantes codicias >
cofres colmados de fortuna
coronas de gemas y flores de plata
Por los senderos de luna llena,
de la mano del viento,
corren los corderos aterrados
para bañarse bajo una lluvia sin nombre
Con el grito encendido entre los labios
- entre el sol que arde y la tierra sangrante -
miran los hombres el reloj de la tarde
< horas de espuma derretida >
a la espera de la noche tibia
Las fábulas se esconden detrás de las palabras
que necias persiguen su propio destino
entre hojas en blanco y tinta indeleble
< tatuajes que jamás expiran >