\"El poeta decide con lo que escribe/ lo que será el amor en un segundo,/ tendrá la alegría del que sobrevive/ o la agonía de un moribundo\".
Le escribí al motivo de tus ansias,
al amor a través de tantas distancias,
al amor que está ahí... muy cercano.
Le he escrito a tu sentir inocultable,
al sueño que se te hizo inalcanzable
y al que tienes al alcance de tu mano.
He dedicado mis letras a mis vicios,
a mis travesuras y a mis sacrificios,
a las ideas que vuelan por mi mente.
A quien ha sido amado o un amante,
al que todo se lo sabe y al ignorante,
al que no lee, al cuerdo, al demente.
Mis versos han sido hasta para Dios,
en honor a una palabra o alguna voz
que ha traído a mi vida paz... calma.
A un sentir en mi corazón aún preso,
a una caricia, una sonrisa, a un beso
que de una boca salió hasta mi alma.
Le he hecho poemas al mismo diablo,
otros en los que ya ni sé de qué hablo
pero buscan ese sentido en mis rimas;
a usted que sonríe, a ti que hoy lloras,
a ti amigo que me aprecias, me valoras,
a ti que me odias... a ti que me estimas.
Mis poemas han sido para mí mismo,
para ese amor de verdad, sin egoísmo,
para la felicidad y tantos a la tristeza;
para los sueños que parecen realidad,
escarbando en lo humano la fealdad,
pero destacando por dentro la belleza.
Le he escrito al sol, mil veces a la luna,
al amor recibido de tantas y de ninguna,
al espejo que nunca... nunca me miente.
A una almohada, a una recordada cama;
a quien tiene plena certeza de que ama
y a quien tal vez no sabe aún qué siente.
Le escribí a mi padre, igual a mi mamá,
a quien todavía vive, al que ya no está,
a mi hija, a cada uno de mis tres nietos;
letras para reír o bien para estar serios,
para gente que ven al amor sin misterios
y a quienes lo ven con muchos secretos.
Hablé en mis poemas de cielo e infierno,
de lo que es temporal y lo que es eterno,
de los adultos ya en vejez y de algún niño;
en ocasiones escribí del recuerdo y olvido,
hubo días en los que me sentí muy querido
y otros en los que necesitaba algún cariño.
Te escribí a ti tantas veces... fueron tantas,
a ti que me fascinas, que tanto me encantas,
que sé que en mis letras emociones te causo;
a ti que escribes, que yo sé bien que me lees,
no sé si al leerme me apruebas o si me crees,
pero seguiré esperando tu crítica o tu aplauso.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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