Ahora que te miro, nuevamente,
Me sorprende tu clásica, belleza,
Desde niña tan bella, no es sorpresa,
Tus ojos se resaltan tiernamente.
Como en estatua, siempre permanente,
Y enamorado, siento, tu grandeza,
Mi corazón te anhela, con franqueza,
Tu semblante, se torna sorprendente.
Te miro tan distante, en mi presencia,
No es tiempo de tristeza, yo te admiro,
A ti te constituye, gran esencia.
Con tu vestido en rayas, yo te miro,
Te siente inalcanzable, mi conciencia,
Por tenerte conmigo, yo suspiro.