después
cuando tus brazos se hayan dormido
iré a tí
(no ceso de escribirlo)
con flores rojas a turbarte el alma
trescientos deseos como
como trescientos caballos derrumbados
será cierto que así es el invierno
lo que antes fue canción y bodas
ahora es doblez una enorme ciudad cayéndose
te pedí tan poco
(no ceso de escribirlo)
recibí delirios muros
laberintos
violentamente laberintos
un color de hiena
persiguiéndome
ecos de la sombra de una hiena
persiguiéndome
queda el recurso de llorar ahora
pero me olvidé de hacerlo
qué lágrimas poner en mis ojos
sólo las que tú perdiste
al entrar al mundo.
GuillermoO Direc nac. del Derecho de autor