Yasmelyn Marine

Versos amargos

 

 

Eran letras profundas que embriagaban el alma con el furor de la melancolía del triste amor.

Esas que salían de aquella canción que inexistentemente existía y era producida por el corazón.

Danzaba el alma en una danza sin sentido y perdida, danzaba sola como siempre pero es diferente estar solo a sentirse solo.

Los momentos brillaban en la mente del poeta como estrellas que dejaron de existir hace tiempo pero que su brillo aún resaltaba en el oscuro cielo.

Él aún amaba al sol que hacía ver todo con claridad. Su calidez era sentida sin sentir, sin estar.

¿Por qué te fuiste? Preguntaba al vacío de la nada que sustituía el lugar de su todo, si! ella era su todo.

Espadas de doble filo, tan afiladas poseía aquel conjunto de pétalos frágil que le hirió mortalmente. Realidades falsas seguían siendo realidades no vistas pero si sentidas.

Ojos de miradas tristes que sangraban, sangre incolora y con sabor a sal ¡eran los ojos del poeta!

La pluma lentamente acariciaba al papel, la tinta le besaba tan suavemente y en un tiempo que parecía no tener fin procreaban esos versos, aquellos versos amargos.