Una noche soñé contigo
llegabas de madrugada,
con el cansancio consigo
de otra de tus duras jornadas.
Con sigilo y de puntillas
en el dormitorio entrabas,
un beso apasionado ponías
en mis sonrosadas mejillas.
Abría mis ojos para ver
tu rostro a la luz resplandecido,
…cuanto tiempo sin tu querer
me decías susurrándome al oído.
Te rodeaba con mis brazos
presa de inmensa alegría
y tu cuerpo entre mis manos
lentamente se desvanecía.
Desperté sobresaltada
y de inmediato comprendí
que era todo fruto de la nada
y que jamás volverías a mí.
Temblorosa y aturdida
hasta la puerta me encaminé
por si tu presencia querida
lograba todavía retener.
Este dulce y amargo sueño
permanece en mi pensamiento
torturándome desde antaño
y en cualquier momento.
Fina