Colúmpiome suave en el jardín de mis deseos.
La brisa de mis recuerdos besa mi frente.
Dejo que ellos invadan mi mente.
No importan que sean agradables, bonitos o feos.
Recuerdos, recuerdos son simplemente.
Atrás quedó mi tierna infancia,
entre juguetes, juegos y fantasías.
También violencia, dolor, noches frías.
Miedos que llevaban consigo ansia.
Adolescencia marcada por la timidez.
Estudio, disciplina, reglas que cumplir.
Soledad que no supe con qué suplir.
Complejos que crecieron en desnudez.
Juventud marcada por una opción.
Dejar mi hogar, huir tras una ilusión.
Entrega total en particular situación.
Labor plena, responsabilidad, acción.
Madurez marcada por cambio existencial.
El vacío interno marcaba mi caminar.
Deseos de ser, de libertad comienzan a germinar.
Alzar el vuelo, desarrollar mi gran potencial.
Continúo columpiándome en mi intenso vivir.
Observando y agradeciendo siempre lo vivido.
Tratando de mejorar, darlo todo con sentido.
Convencido estoy que lo mejor está por venir.