Ven a imprimir el pendón de tus labios
en la paranoia de mi carne encendida,
que sea cortejo vesánico, recio y viril,
que sea torrente apiñado de efluvios.
Ven a estampar un manojo de candelas
Amarradas en el insomnio de la noche.
Sé el omnipotente dios amo de mis llaves,
lánzate sobre mis puertas y ventanas.
Ábrelos, explora mis rincones con goteras
y mis huecos con ríos en penumbras.
ya mi cuerpo tiembla en la mirada de tus manos.
Ven a buscar la carne sin tildes, sin piel,
la carne desnuda, moléculas de fuego.
Rastrea, indaga, tantea los cauces ocultos
Descúbreme. Soy oculta ramera inexplorada
Enciende vendavales en ese cuarto de hotel,
arráncame una y mil noches de perra en celo
sé el timón perverso de mil cópulas diluvianas
un cementerio de brasas hambrientas luego seré,
una loba amamantando un enjambre de ostras,
una antropófaga insaciable fagocitando tu carne.
La noche arropa el caótico escenario de dos comediantes
Tú y yo, gobernados por corpulentos hilos novelísticos.
Afuera la noche se revuelca entre encolerizados relámpagos.
Qué importa. Soy el último capítulo de tu novela.
Nelly Herrera
Argentina
Hacedora Literaria