Todos zarpamos al mar
que nos cuelga en la memoria
nada borra sus azules lejanías
Sus noches de plenilunio
como estachas
amarradas a la esperanza
marcan oleajes de blaquísimos crespones
El dulce canturreo
calma atormentados relámpagos
agotadas barcazas
Como huellas
la niebla describe habladurías del alma
pasiones naúfragas
que se hacen antiguas travesías
Penitentes
siluetas de orillas inciertas
a la sombra de palmares melodías
incesantes
aguardan inquietas