Vi por vez primera el horizonte aflorar
al mis párpados izar
sobrecargar pestañas exentas a estrenar
su considerado descolgamiento
al imperceptible piélago incesante
de su oscilación en mecimiento
sosegado por la pesantez del hálito perenne
musitando el enigmático sigilo de agudeza apacible
rajando el céfiro al centro el lóbrego grácil
en su abismático abatimiento al confín
aborda la severidad del ámbito calloso
ósculo taciturno
querencia, vi por vez primera al distinguir sometimiento
de mi pestaña gris, a los caprichos del vendaval
sumiso al anhelo del que mora en el firmamento
que esputa desde la vaciedad
párpados timados con la quimera
de ver por vez primera