Mujer que te entregaste
a los ardores primeros
creyendo una promesa
concebida en minutos,
guardando un juramento
susurrado en segundos,
gozando de un pacto
proferido un instante
de explosión prematura.
El tiempo hila su efecto,
efectuó un veredicto:
entregarás tus afanes
a una promesa de vida
que gravita en tu vientre,
concebida en minutos,
susurrada por días,
callada por semanas,
sostenida por meses
y cuidada por siempre.