Hacia delante, sin tener ni idea,
pero sabiendo todo sobre sí:
así camina este Hombre campesino,
rezagado y feliz.
No hubo tiempo que pudiera robarle
la sonrisa en la cara, el frenesí.
La historia de este Hombre campesino
sin leer ni escribir.
Bendita la ignorancia que tenía,
sus pocas cuestiones del porvenir.
Esa vida del Hombre campesino
quisiera para mí.