“Para la escuela no vas más”
Se llama Amarilis Soledad, una niña todo amor y toda jocosidad,
todo amor por su candidez e inocencia que no se puede comparar
y todo humor, producto de sus genes y su herencia paternal.
Demostró ser casi una niña precoz desde una muy temprana edad
que, con sus ocurrencias hacia llorar a cualquiera, pero de felicidad.
Sin embargo, como dice el adagio, en la cruel muerte de Jesús,
no puede faltar el diablo, cuando tiempos difíciles llegaron,
por un lado, la férrea dictadura, negando derechos al soberano
y por otro lado una madre comportándose peor que un tirano.
Se cumplía acá el fatal refrán en un país que casi fenece:
“El pueblo tiene para su desgracia el régimen que se le parece”
Por acciones propias de los niños se le escuchaba amenazar,
por equis o por ye motivos, “y a la escuela no vuelves más”
y a pesar de conocer el maltrato, no se apagó su jovialidad
jovialidad que le dio fuerzas y a su padre fue a consultar
quien dulcemente le consolaba ¡Paciencia, vamos a esperar!
Era su sabia y estimulante respuesta ante tal precariedad
buscando ingenioso una solución sin tener que confrontar
a una madre que inexplicablemente cometía tal arbitrariedad,
tentado estuvo de darle un audio “El derecho de los niños a jugar”
que pudo la niña protagonizar en una muy amena oportunidad,
cómo entender si era docente “luz afuera y en su casa oscuridad”.
Como ya era una obligada rutina, su padre se debía ausentar
buscando mejores condiciones para poder en ocasiones laborar,
semanas transcurrieron, y el llamado de la niña se dejó escuchar
en un clamoroso mensaje a través de una cuenta de red social,
más vehemente aún su llanto cuando de nuevo le llama a su celular:
“vuelve pronto papito”, por Dios te lo pido, no quiero dejar de estudiar …
Y ese padre afectado con tal llamado, sin efectivo en los bolsillos
en sus ojos un maligno brillo, le llevó a cometer un acto desesperado.
Por tan apremiante y cruel necesidad, en una paradójica decisión
en vil acción que para él era contradicción, se atrevió a robar…
Dice un cantautor muy elocuente, que nos dejó para la posteridad
eficiente los órganos de seguridad, para atrapar a un ser inocente…
Es historia de la vida real, no culmina acá, espero poderla continuar.
Por Hermes Varillas Labrador
1740 13/01/2018