Recuerdo aquella tarde
cuando llegaste a nuestras vida,
con tu carita triste y
unos ojos semiabiertos.
Eras hermoso,
todos queríamos tenerte
entre nuestros brazos.
Te acariciamós en cada instante,
a cada momento,
eras nuestro, eras mío.
Te llame, Toby, lindo
nombre, yo lo elegí para ti,
y desde ese momento,
fuiste mi amigo.
Como pasaron los meses,
cada ves mas havíl y gracioso
todos te queriamós, reiamós
por las payasadas que nos hacías.
Aprendistés rápido,
asta dormías conmigo,
te acurrucabás a mis píes,
sabías que sentía frío.
Me seguías a todas partes,
siempre a mi lado,
eras mi fiel perro amigo,
mi buen amigo.
Tengo muchos recuerdo de ti,
lindos recuerdos.
Siempre que nos acordamos
una lagrimá se desliza
por mis mejillas.
Que dificíl sacarte de mi mente.
Un día, cuando Mama se fue de viaje,
te quedasté en tu casita y no salías,
tenías pena, no comías,
ni siquiera bebías un poco de agua.
Que triste era verte echado todo el día,
la echabas de menos,
pensastés que la habías
perdido, y para siempre.
Asta que desidistés salir,
todos contento, felices,
porque te habías recuperado.
Saliste, corrías, sin tener miedo a la vida,
esa vida que estabas viviendo,
a esa pena que traías,
en el corazón.
Sabías,
que no era tu madre biologicá,
pero la querías
como si lo fuera,
porque ella te recibió en sus brazos
para entregarte ese calor
que una madre
entrega a sus hijos,
desde el momento
en que llegamos al mundo.
Pero en fin,
era tu vida, y la querías terminar,
por pena, por amor, por extrañeza.
En un segundo te perdimos de vista
y no te volvimos a ver mas,
te fuimos a ver y te buscamos
por todas partes y
no te encontramos.
Eras nuestro, nuestro perro,
eras nuestro hermano menor.
Nos preguntamos cada día,
si por la mente, en algún momento
pensaste en quitarte la vida,
de esa manera y la valentía
en la que terminaste.
Cuando nos avisaron,
que te habías muerto,
lloramos, te fuimos a buscar,
allí estabas,
bajo las ruedas de un enorme camíon.
Rompimos en llanto de nuevo,
por que se nos fue un hermano,
Dicen lo vecinos, que barías beses te retiraron,
pero volvías a ponerte,
bajo las ruedas de aquel pesado camíon.
Solo querías que tu vida se terminara,
para que se termine esa tristeza
que traías dentro de tu pecho,
pero no pensaste el dolor que dejarías
en nuestro corazón.
Te dimos un buen sepulcro,
allí en el jardín de la casa,
donde todo los días
ponemos una flor,
en recuerdo de tus juegos,
de tus carreras,
por entre medio de las flores,
del jardín de mama.
Gracias amigos
por tantas alegría que nos distes,
desde cuando llegaste,
a una pena,
cuando te fuiste.