Despertaba la mañana de Junio en Primavera
el aroma del aire era nostálgico impregnado de las rosas de temporada
y ella una vez mas intentaba,
seguir con sus días pintados al carbón en la humareda;
con la esperanza dormida,con los sueños rotos,
con la infelicidad a cuestas.
¡si tan solo se pudiese el dolor barrer y echarlo al olvido!...
como ella barría el polvo del suelo con el corazón oprimido
Entonces sentábase a pensar quieta
con la mirada perdida,con el alma errante,
en un mundo nuevo,en una realidad incierta.
Como cocería ella los sentimientos dispersos
así como cosía el ropaje de seres con anhelos muertos,
arrojada en el rincón de la tristeza,
perdida entre las sombras del desprecio
hallábase su alma en pena por las gentes y su vileza.
Nunca nadie oyó su voz clamando en el desierto,
jamás nadie atrapo para ella la luna o tan siquiera una extinta estrella
¡hasta cuando he de seguir bebiendo mis lágrimas
bajo el frió manto de las gélidas palabras!_se decía.
Caminando sucia y harapienta
mendigando el sentimiento para sostener la vida.
Habíase quedado así dormida ya que triste se sentía,
serena y quieta en total espera,
entre la realidad dura, y la dulce fantasía,
hasta que un potente rayo de luz la despertó
haciendo que levantara los ojos,iluminada su alma
hacia el cielo miro,
era su Hada madrina de potencial virtud,
que felicidad le prodigó,
llevándola a su mundo lejano con prontitud.
Allí conoció a un principito solitario y aventurero,
que le mostró su mágico mundo
paseando con ella hasta la aurora,
sintiendo el amor verdadero.
Un poco Hada y medio Princesa de ese mundo regreso,
sueño que siempre tuvo y del jamás despertó.
Sueño de sentimientos capturado
en el que a rescatarle venía,
en brioso caballo su Príncipe adorado.
Así en espera paso el tiempo
creciendo entre este mundo
y esperando el venidero.
Hasta que el día llego de sentimientos de verdad
y bajo la luna ambos celebraron su amor por la eternidad.