Porque tú ya no sonríes,
amada, divina Musa,
esa estrella se rehúsa
a brillar cual mil rubíes.
Porque tú ya no sonríes
en mis sueños yo confusa
te vislumbro, amada Musa,
cual envuelta en organdíes.
Tu sonrisa, amada, un día,
cuando leda \"disertó\",
me hizo ver que te quería;
una magia en mí brotó.
Fuera digna su armonía
de Da Vinci o de Watteau.