Quién a tu vera a refugiarse viene
Cuando en su corazón el dolor se anida,
Cuando acaso la angustia lo aprisiona,
Encuentra en tus brazos amorosos
El alivio a sus penas, placentero.
Y yo me encuentro Señor, atribulado,
A Ti vengo con mi dolor y angustia,
Quiera Tu amor a mis penas dar consuelo,
Que mis faltas a tu amor perdones
Y no des-oigas mi ruego lastimero.
Tú conoces mi vida por completo,
Que te puedo decir sin faltar a la verdad,
Que te puedo callar que Tu no te des cuenta?
Y que puedo agregar, que Tú no me reclames?
No quiero Señor que me rechaces
Como acaso rechazo a mis hermanos
Aquellos a quien todos rechazamos,
No quiero despreciar a quien desprecio,
Ni siquiera alejarlo de mi vida.
Me has puesto a prueba varias veces,
Cuantas te he fallado?
No lo se,
Más tú nunca lo has hecho;
Me muestras a cada paso tu amor,
Me amonestas como a un niño que hace travesuras,
porque eso soy para ti,
Un travieso niño que te trata de llamar la atención,
Y Tu, amoroso, me dices la forma en que debo comportarme.
No siempre me gusta la forma en que lo dices,
Pero se que me amas y callo mis reclamos,
Señor, dime siempre la forma en que debo comportarme,
Dame el entendimiento necesario para saberlo
Y el valor suficiente para enmendarme,
Dame un corazón humilde para aceptar
A todos mis hermanos, que sean quienes sean,
Me traten como me traten,
Que los ame Señor como Tú nos has amado.
Que nunca divague en falsas ilusiones,
De esas que del mundo son, que mi amor
Por tu amor se vea colmado
Y saber compartirlo como Tú nos lo compartes.