La madrugada montaba palcos y se hacia escenario principal,
no dilucidaba si salía de un sueño o comenzaba el descanso a un pesado mal estar,
Las luces comenzaban a fallar y sobre las tablas se armo una gran ciudad,
La cámara comenzaba a grabar y entre trajes y maquillajes oculte que no sabía actuar.
La obra se repetía a cada hora, cada día, en cada lugar,
Ya la rutina hizo ilógico el divagar,
Y con los años el rubro supe dominar.
Era protagonista de un clásico teatral,
esperando el aplauso de ajenos, sin protagonismo alguno en verdad.
Sobre las tablas, en la ciudad, me vi dispuesto a improvisar,
y corriendo sobre antiguas calles mis ideas comenzaron a saltar,
Y vi teatros tan colosales como el que albergaban mi actuar,
Encontrándo a protagonistas de iguales obras, presentandosé a un público virtual.
De golpe salí del escenario y de la ciudad,
El guión yace en el ático, y el otoño espera mi caminar.
Con el dolor de mi racionalidad, abandoné el teatro,
El recuerdo se vuelve pez, en la inmensidad del mar.