Alma
¿qué será de ti
sin el calor de sus manos?
El tiempo huele ocre y cansado
y el cielo se pone gris
para nosotros,
solo para dos ignorados del sol ajeno.
Mil historias nos rodean
y su cara se sorprende cuando llueven
porque no siente las formas de las gotas,
solamente las lee.
Ella quiere verme y verse en mi,
se de su reflejo,
porque existo en sus ojos negros
y yo quiero escuchar en su voz tenue
a la noche,
todas las palabras resumidas de dos en dos
a oscuras
el sonido monocorde
de su corazón latiendo para que brille.
Yo pienso,
no sufro,
solo pienso,
amo lo que no tengo
y tengo un poco más o un poco menos
y solo quiero ver un poco más allá.
Le presto mis ojos, mis oídos, mi rostro
al viento húmedo de ella
doblo y comienzo a caminar
con un aire nuevo.
¿Como es soñar con la irrealidad?
La desconozco.
Alma mía
el sol y la lluvia solo se escriben en abril,
ya pasó el otoño,
disconforme,
y la tregua de la vida no se imagina
que todos mis caminos
se dirigen hacia su norte
donde el verde crece
en una boca llena de sonrisas
y su vientre espera
en la meta del amor hasta morir.
Lo sabré cuando llegue.