Me diste la fiebre del ocaso,
cuando me llevó tu nombre,
como el deseo de un viernes,
que me dió la lluvia en la tarde,
y me diste el silencio del fracaso,
cuando soy tu inmenso hombre,
cuando me diste las emociones,
que me dió un gran alarde,
de un viento en la coraza,
que atravesó mi piel y mi raza,
Y sin poder ver el cielo,
Se me quedo mi alma en vuelo,
Cuando en la tarde se vio gris,
Como la inmensa lluvia,
Que deshoja mas a mi piel,
De deseos tenues como la luz,
Y sin poder ver mas que la tarde,
Cuando no soy tan cobarde….