Me preguntan por qué escribo,
porque estoy enamorado
más debo guardar silencio,
por muchas razones de estado.
Y aunque me cuesta mantener callado
todo esto que en mí siento,
lo grito en poesía,
al mundo, a los cuatro versos.
Es que tú, mujer prohibida
me calaste hasta los huesos
produces tal embeleso
que yo vivo anonadado
por los cielos muy volado
esclavo deseando de tus besos.
Me imagino, tal como un niño sueña
con que llegue ese día
de poder hacerte mía
y tenerte entre mis brazos,
de morirme en tu regazo
porque tú eres mi dueña.
Si tan solo yo pudiera
confesarte vida mía
que eres tú mi alegría
y la causa de mis penas
porque tú eres mujer ajena
y abrir mi boca no debiera.
Declaro a tí mi amor,
en liras, redondillas y sonetos
y lo hago con pudor
sin revelar secretos
evitando los ojos indiscretos.
En resumen, mi amada
yo escribo para tí
aunque tú nunca sabrás
que eres objeto de mis versos
ni lo que guarda mi corazón
aunque lo grite a los cuatro vientos.
-. Par