Redonda la luna,
tremendamente redonda
visualizados sus menguantes,
bascula sospesando
crecientes y decrecientes.
Ella reposa altanera,
satisfechamente redonda.
El sol la eclipsa,
cambia sus luces,
difuminada,
escalona intensidades,
escarba y nos muestra
su perfil elegante,
su sutil decapado.
Ambidiestra, escribe a dos manos,
polivalente, electriza y da descanso.
Debilidad o firmeza,
(según se entienda)
asiste sin faltar a la cita,
bella, pletórica,
arropa con entereza.
Suspendida en el infinito
del balcón del tiempo;
sabedora del circunstancial.
Prendida del firmamento
secuencia foto tras foto,
ofreciéndonos recortes
en la inmensidad de su esfera.
Ella reposa en el día azucarado,
coexiste con el ave rapaz
oteadora de la noche;
sujeta relampagos y estrellas
pincelada tras pincelada
adorna con estelas
regala sueños
añadida, como broche.
Delimita ocasos,
desplaza latitudes,
invita a que pases,
a que olvides inquietudes.
Sin hilos;
se balancea,
rueda y juega
siendo y estando redonda.
Así, mi mismo ser,
contempla las perspectivas
siempre esferico.
Capta y observa,
en el cilindrico positivo
del constructor hormigonado.
Supongo posibilidades
afianzadas en la base
de triangulares confiados.
Fui configurado rectangular,
con aristas dificultosas,
reticentes y negadas,
a girarse rectificando,
dando la vuelta.
Algunas veces...
incomprensiblemente esperpéntico,
otras, encasillado;
cónico, fugaz,
tímido, seguro,
fluido, capaz,
tembloroso, eficaz,
o humanamente
imperfecto e inseguro.
Establecido y enmarcado por otros
en las líneas del pentagrama,
como complicado puzle
o en la incognita del crucigrama.
Jamás, me permito estar cohibido
por razones estipuladas,
por roles o apariencias;
las imposiciones descorazonadas
fulminan validos caminos
engañan con feas trampas,
cierran rutas,
borran pistas,
establecen falsos prohibidos.