Ella huía de las noches abrumadoras, era como si estuviese encantada por algún hechizo, que cuando llegaba la hora crítica corría ente el espeso bosque y atrevasaba un turbiento río a bordo de una canoa con remos.
Ella solo amaba mis días de gloria pero odiaba mis días de fracaso. Por eso quemé la cabaña, le cambié la residencia al corazón, no soporto más que alguien me ame solo en días soleados y en los días grises donde más necesito un abrigo y un bordón me abandonen a la deriva del tiempo y la tormenta.
Si algún día ve este mensaje quiero que sepa que aprendí a navegar en la oscuridad sin brújula solo siguiendo el sentido ancestral de mi supervivencia y me encuentro bien, sigo teniendo días grises pero con la sutil diferencia de que ya no espero su compañía... Lord Vanvle