Otra vez a tus manos
quisiera describirlas
cuando posaron tristes
sobre mi cabellera,
cuando pasaban justo
igual que dos palomas
surcando el firmamento
de mi pecho en la sombra.
Y fueron el quizás, el después y el ahora,
la noche silenciosa
o el temblar de la ola…
Otra vez a tus manos
quisiera describirlas
pero no, con aquella
descripción mal herida
porque en mi piel aún
se estima la textura
de aquellas (tus caricias)
que el tiempo no devora.
Otra vez a tus manos
quisiera describirlas:
‘porque no hay otras manos
a las cuáles escriba’