A Bolívar Fernando
Tu rostro no es severo,
tu rostro es
extrañamente sereno;
tu sonrisa es hermosa
e inocente
la mirada, esa mirada
segura, gobernante
en sí, todo tu rostro es
hermosamente serio
y noble,
profundo, firme, tranquilo
tu rostro de hombre
de ahora y del futuro
de niño, de varón, sí, de hombre
tu rostro hijo mío,
es
hermosamente sereno.
Bolívar Delgado Arce