Conduzco mis manos
A tu cuerpo, y recorro cada parte
De tu blanca y dulcísima
Espalda.
Recuesto sobre tu vientre
Que hace tiempo
No toco, y
No beso.
Te tomo del cuello,
Nos miramos de frente
Y toco lentamente tus fríos
Y suaves labios de mañana.
Dejaste que contara
Cada uno de los lunares de
Tu cuerpo, a un lado del mío
Más unido que nunca.
Solo, solo dejemos que
La luz del sol que traspasa
Las cortinas de seda del cuarto
Nos caliente estos cuerpos helados.