En una vieja carreta
con dos bueyes enyugados
salí a conquistar el mundo
eternamente enamorado
Bajo un maitén verdoso
mirando el cielo estrellado
me hicieron famoso
tus pensamientos colorados.
Quién iba a pensar aquello
mientras el amor rondaba
que bajo las ramas verdes
mi inocencia inocente dejaba.
Y conocí la candelillas
tan cerca de mi cabeza
que tiritando sin frío
no tenía la certeza.
De que fueran utopías
las que estaba teniendo
pues sentía los quejidos
y calores que estaba teniendo.
Muy fuerte cantó el buho
y pensé en sortilegio
si la bruja ya no pudo
salir lista del colegio.