Señor, otros son mejores poetas que yo.
Te han cantado con más devoción
en actitud de gran gozo y muchos
vienen con humillación en el corazón.
Dios, no soy mejor que otros y
a veces pienso que soy lo peor,
pero tus elevados pensamientos
me hacen sentirme mucho mejor.
Tú me conoces, Señor, en medio del dolor.
¡ Cuánto daría yo por librarme del tormento
que sacude mis amargos recuerdos!
Ten misericordia y compasión porque
nos veremos en algún momento
cara a cara Tú y yo.