A mi padre
Hoy es el día,
marcado como siempre
irónicamente no para recordar
sino para acentuar
Hoy es el día que como todos
me levanto con tus versos
entre la naranja y la tarta de manzana,
con el periódico ya esperando
Preguntándome por el verso de hoy
dejando por huella la respuesta,
insatisfecha hago sangrar mis manos al piano
resignada a llorar la ausencia de no haberte,
permitiendo a un Mozart opacar mi llanto
afligido de no sostenerte
Claveles Rojos he comprado hoy
me dispongo a buscarte
desesperada ya por el anhelo de ese recuerdo,
por alguna palabra nueva que me ayude a respirar hoy
Ya sentada frente a ti
siempre en el mismo lugar,
debajo de ese gran árbol donde sueles descansar
tan callado e indiferente
logrando condoler al clavel por tan insulsa fotografía
Temblando el viento juega con mi cabello,
con el gran árbol rociando sus hojas
que de igual forma no te inmuta hasta el tapiz,
yo quien recojo una a una de ellas
que adornan ahora tu túmulo
mi refugio cuando el verso termina
Padre de sangre y carne
mi melodía dedico
hoy que, de mi, solo recibes Claveles Rojos.
Clavel Rojo
© Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados