Las caricias del universo son tus manos en mi rostro.
Imagino una dimensión pequeñísima,
donde nuestros cuerpos disfruten el llanto
del silencio por su diminuta soledad.
Hablaríamos una lengua de amor, sin laberintos,
directa al contacto con nuestros sentidos.
Veo algunas lunas apareciendo de noche y de día.
Porque amamos la Luna, y sería igual
como la que nos ve justo ahora. Plena
llena de un pasado milenario y también
de un futuro con recuerdos nuestros.
En ese mundo seremos Dioses,
sólo habrá animales que adores,
alimentos y bebidas que ames.
Colores nuevos surgidos de ti,
solos tu y yo en una eternidad.
La inmortalidad entrelazada
en nuestros brazos.
Los besos resonaran por ese universo,
en un eco misterioso.
El polvo cósmico salpicara tus mejillas
y de ese tacto surgirá una luciérnaga
con forma de estrella,
que junto a las lunas iluminara
nuestros desenfrenos en el amor.
Veo un universo que te acaricia el rostro,
y soy yo.