Casto
el demiurgo adlátere...
de la noche,
aquel amante que se desliza
impuro y breve...
entre sombras laceradas
de narcisos,
ente labios deshojados
de belleza...
por el mármol desbocado
de sus rizos.
¡Oh diosa ajada,
impura y triste... !,
en la acacia
desnudada del olvido.