Enarbolamos una bandera contra el olvido
en un triada de ecos
fundamos una ciudad inédita
un imperio
que fue nutrido;
por las espístolas de la mirada
hasta lograr abrir al grifo
de la sensación más sublime
de este ínfimo arrecife
que algun día colapsará.
Nuestros suspiros no conjugaron;
con el viento ordinario
fueron más allá de Troya
vagabundos en cuya hazaña
figura el ocaso de fronteras
soplos
que limaron asperezas
más allá de los cráteres de la luna
vientos que
pretenden ser la yunta
que acorte el retorno
del Cometa Halley.