Bienaventurado seas, Francisco
que gozas del amor eterno de Dios,
él te vio con misericordia y te eligió
por tu humildad valentía y sencillez.
Jesuita de formación, amigo del Señor
maestro con vocación, viajero de corazón
con tu estilo de vida sobrio y riguroso
nos muestras el camino a la perfección.
Luchador incansable de justicia social
con fuertes valores y valiente al actuar
tu misión en la Tierra es buscar la paz
haciendo del servicio un don especial.
Abres los brazos al pueblo de Dios
resalta tu amor al débil o al pobre
con imperiosa necesidad de elevar
a la familia, como riqueza social.
Inspiras a creer en el valor familiar
a educar en valores y a poder amar
unidos con lazos de respeto total
es un lugar privilegiado de fe y caridad.
Como el santo de Asís, amas la Tierra
enamorado de la pobreza y humildad
reflejas en tu rostro con entereza
las bondades que tienes en el corazón.