Entre una y otra nota, entre la fonda de una somnolencia,
en la malicia de un momento de cólera, entre todos los momentos de rozar tus poros…
entre ellos… ahí me moria, ahí te disfrutaba con toda la malicia de mis manos y de mis deseos.
No te deje escapar y me moria con tu cadera de princesa natural
pero tan adultera como mis memorias deseandote en mi presente
que escuchaban tus fonemas amenazando la integridad de mi paz.
Ruidos y un recuerdo, pero viendo y fantaseando con tus iris claros de aire,
como leopoldo recta: no busco tu sexo en tu sexo, si no ensuciar tu alma.
Así, en un exceso, mi éxtasis hacia el éxtasis, hacia la encrucijada de tu piel
con la más inocente red rota a tu merced, ahí moría de sed,
pero seguía por los años de tu ser, tiempo que se carcomía
con tu pasar entre mis huesos de miel.